Hoy vamos a hablar de las pandemias, enfermedades que han
asolado nuestra especie, y sobre todo, de la más grande conocida, la
devastadora Peste Negra.
(PAN [todo] DEMOS [pueblo])
La viruela se estima que acabó con 56 millones de personas,
principalmente habitantes del continente americano que colapsó demográficamente
con la llegada de los europeos y sus virus. El investigador H.F Dobuns ha
calculado que el 95% de la población murió en los primeros 130 años desde la
llegada de los europeos.
La Gripe Española, llamada así aunque fue originada
en Estados Unidos, se originó en 1918 y sólo en el primer año, mató entre 20 y
40 millones de personas. Llegó a infectar a 500 millones (un tercio de la
población del momento) y en total murieron entre 50 y 100 millones. Las cifras
son realmente terroríficas:
Como ejemplo, en España murieron 200.000 personas, en el
Reino Unido 250.000, Francia 400.000, Italia 400.000, India 15 millones, una
auténtica catástrofe.
La Organización Mundial de la Salud [OMS
- WHO] fecha el VIH/SIDA en 1976, y hasta hoy, han muerto 32
millones de personas, habiendo actualmente unos 35 millones conviviendo con el
virus sobre todo en África, donde se estima que el 5% de la población está
infectada.
Tal vez la más larga en el tiempo fue la Plaga de
Justiniano, que tuvo inicio en el año 541 y afectó a todo el mundo conocido
en ese momento; Europa, Asia y África. Se perdieron más de 40 millones de vidas
(dependiendo de la fuente entre 25 y 50) y no se
erradicó por completo hasta bien entrado el siglo VIII.
Pero la gran campeona, la mayor y más horrible de las pandemias,
fue la Peste Negra, la más terrorífica de la historia y que golpeó la
sociedad de la Edad Media con una crueldad que es difícil de imaginar.
Las investigaciones fechan el brote en 1346 en Asia Central
y se expandió a Europa y África a través de la Ruta de la Seda.
Es difícil, pero intentemos meternos en la piel de una
persona de la Europa del siglo XIV, sin información, sin los avances médicos
que tenemos hoy, sin conocimientos en medicina consideramos básicos ni capacidad
de investigación en fármacos, viendo como sus vecinos mueren uno tras otro. Si
la higiene era muy escasa en la época, la acumulación de cadáveres en casas y
calles era ya insoportable, y todo en un entorno donde la superstición y
religión eran los pilares básicos de la sociedad de la época.
En el contexto histórico, en España estaban comenzando su
reinado los Trastámara y la actividad financiera de Castilla se centraba en la
lana, en Aragón era la agricultura, y en Catalunya el comercio desde el puerto
de Barcelona era gran parte de la prosperidad económica de la zona. Sin
embargo, era una época de pobreza generalizada, de malas cosechas, de sequías,
una época muy complicada, una época de crisis, de guerra y luchas por la
reconquista, y en este entorno llega La Peste Negra que hizo desaparecer un
tercio de la población europea [de 80 millones a 50]
Para Europa todo empezó en 1346, donde llegaban rumores de
una epidemia supuestamente originada en China, que había recorrido Asia dejando
ciudades y pueblos totalmente arrasados, sin población alguna. Y de pronto,
unos barcos de comercio llegaron a Génova y Venecia con sus tripulantes muertos
o muy enfermos. Y así entró en Europa por Italia en octubre 1347 y en menos de
un año se había extendido por el resto del continente.
[MAPA ANIMADO: Yunnan – KAFFA – Genova/Venecia]
à Marsella, Barcelona…
El camino recorrido por la enfermedad es bien conocido: en
el puerto de Kaffa se realizaba el embarque de las especias y productos de La
Ruta de la Seda por marineros italianos, y se sabe que Kaffa estaba siendo asediada
por los Mongoles, siendo una de sus tácticas lanzar con catapultas los
cadáveres infectados con peste. Y por ahí llegó al resto del continente una
enfermedad fulminante caracterizada por temblores, fuertes dolores de cabeza,
tos, ahogos, sudor, diarrea y esputos de sangre, un auténtico drama y la
mayoría no duraba ni 48 horas con una mortandad que se movía entre el 40% y el
90%, algo absolutamente trágico y aterrador. Ponte en el pellejo de esas
personas y qué podrían sentir, es imposible.
Hay muchos registros históricos de personas de la época,
como Michele de Piazza que escribía;
Michele de Piazza: "A causa de una corrupción de
su aliento, todos los que se hablaban mezclados unos con otros se infectaban
uno a otro. El cuerpo parecía entonces sacudido casi entero y como dislocado
por el dolor. De este dolor, de esta sacudida, de esta corrupción del aliento
nacía en la pierna o en el brazo una pústula de la forma de una lenteja. Ésta
impregnaba y penetraba tan completamente el cuerpo que se veía acometido por
violentos esputos de sangre. Las expectoraciones duraban tres días continuos y
se morían a pesar de cualquier cuidado.” (http://edadmedia.cl/wordpress/wp-content/uploads/2011/04/LaPesteNegra.pdf)
En el Decamerón, Giovanni Boccaccio escribía:
(pag 9) era tanta en la ciudad la multitud de los que de día
y de noche morían, que causaba estupor oírlo decir, cuanto más mirarlo.
(pag 10) enfermaban a millares por día, y no siendo ni
servidos ni ayudados por nadie, sin redención alguna morían todos. Y bastantes
acababan en la vía pública, de día o de noche;
(pag 11) A la gran multitud de muertos mostrada que a todas
las iglesias, todos los días y casi todas las horas, era conducida, no bastando
la tierra sagrada a las sepulturas, se hacían por los cementerios de las
iglesias, después que todas las partes estaban llenas, fosas grandísimas en las
que se ponían a centenares los que llegaban, con poca tierra se recubrían hasta
que se llegaba a ras de suelo.
No nos podemos hacer una idea, imposible, ¿te imaginas vivir
esa tragedia? En el pequeño espacio de seis meses, murió Alfonso XI, rey de
Castilla, durante la reconquista de Gibraltar. También murió Leonora, mujer de Pedro
de Rey Aragón, y su hija y su sobrina. Y la reina de Navarra, la segunda hija
de Eduardo III de Inglaterra. De los 24 médicos que había en Venecia, uno de
los dos focos de inicio en Europa, más del 80% murieron, al igual que un
grandísimo número de funcionarios y notarios de los reinos. La sociedad de la
época se desmoronó sin remedio y se sumió en el caos más absoluto, con imágenes
dantescas de cadáveres por todos los lados y la desolación más profunda jamás
conocida en todo el territorio europeo sin excepción alguna.
Vamos a profundizar en cómo lo vivió la gente, y la única
explicación para ellos era La Ira de Dios, que les había enviado un castigo,
era el Fin del Mundo, y todo fomentado por el Papa Clemente VI que contribuyó a
esto porque lanzó una bula donde indicaba que la Peste era con lo que les estaba
castigando. Y la sociedad se dividió en dos; sabiendo que era una época muy
religiosa, los hubo que se aferraron fuertemente a su fe reuniéndose en las
iglesias a rezar (y así contagiándose aún todavía más), y los que se lanzaron a
una vida de libertinaje y excesos, de un carpe diem extremo, renegando de un Dios
que los había abandonado. Historiadores del momento dijeron “la mejor forma de
combatir al demonio era ponerse de su parte”. Ciudades y pueblos donde la
mortandad superaba el 90%, la desesperación y dejadez era extrema, y se llegó a
una relajación moral absoluta, que el futuro no existía, que todos iban a morir.
La apatía era total, los campos eran abandonados y el ganado dejado del cuidado,
lo que puso en quiebra toda la economía de Europa.
Cronistas de la época, dejaron escrito que esta extrema
situación haría mejorar el comportamiento moral de la gente, que de todo esto
saldría una sociedad mejor, pero ocurrió justo lo contrario. Al igual que
Tucídides nos contó en sus crónicas de la gran pandemia que asoló Atenas en el
V antes de Cristo, la gente se volvió más amoral por la desesperación. También
dicen los cronistas que los fabricantes de cuentas de rosarios cambiaron su
negocio por el de la fabricación de dados para jugar. Y aparecen multitudes de
bandidos, y la gente huye de sus ciudades escapando del desastre, y se
encuentran las ciudades a las que llegan cerradas para evitar el contagio, sin
posibilidad de entrar, y morían en los caminos o en las puertas de las ciudades
entre terribles dolores, sufrimiento y gritos. Imaginad qué panorama. Y todo
ocurrió en semanas. La sociedad tocó fondo, asolada por malas cosechas,
hambrunas, enfermedades asociadas a la falta de higiene, guerras, y finalmente
una Peste Negra absolutamente devastadora que puso fin a la Edad Media para
hacernos entrar en el Renacimiento.
Uno de los grandes cambios fue la concepción de la muerte,
que para el hombre cristiano medieval era algo natural y casi positivo, el paso
a otra vida, la muerte dulce como se relata en muchas obras de la época. Pero
esta muerte tan brutal, hace cambiar su concepción por completo y se convierte
en algo angustioso, doloroso y cruel. Puede parecer poca cosa, pero el cambio
es tremendo y es una de las características del bajo medievo, la relación entre
fe y razón se rompe, la forma de ver la vida cambia. La cristiandad sigue, pero
ya no es la misma, es una fe angustiada, que ha perdido la razón por su
incapacidad de explicar y solucionar lo que estaba sucediendo.
De entre los devotos, surgieron los flagelantes; grupos de
cientos o miles de personas que marchaban pueblo por pueblo azotándose con
látigos y donde eran considerados salvadores y recibidos con vítores por las
multitudes. No lo sabían, pero esto ayudó a extender aún más la enfermedad,
pero qué sabían ellos, si los médicos más sabios de París determinaron que la
explicación oficial era una particular conjunción de planetas. La comunidad
científica, o lo que había en aquella época, cayó en la superstición y ya no
hubo salvación. Por su parte, los médicos alemanes atribuyeron la peste al
terremoto 1348. Todo era un drama. Alfonso de Córdoba, se decanta por la teoría
alemana, la del terremoto, y así lo deja por escrito. Pero calcula, no sé sabe bien
cómo, que debería haber durado un año, y como se extendió por más tiempo,
determinó que fue causa de los enemigos de la cristiandad: los judíos, que
envenenaban aguas y pozos, y empezó una auténtica masacre por toda Europa y su exterminio
más brutal imaginable. Esta era la sociedad del momento, este es el hombre de
la época, y así es como hemos llegado hasta hoy.
Con el tiempo, la Peste fue desapareciendo, pero
repentinamente volvía en oleadas que causaban el pánico y el terror más
absoluto y que duró más de 140 años. A comienzos del siglo XV, la población
europea se había reducido en un 50%, y los que sobrevivieron se empezaron a
cuestionar muchas cosas que la Edad Media había asentado durante siglos,
valores y creencias, y por ello, se asume que la Peste Negra fue el factor determinante
de lo que hoy es el hombre moderno derivando en el renacimiento.
Es difícil saber con exactitud la cifra total de muertes,
pero se calculan entre 75 y 200 millones de personas. Hoy sabemos que se
originó en Yunnan, donde sigue siendo endémica. Sí, la peste Negra que devastó
las gentes de la Edad Media sigue latente en esa zona del mundo.
Francesco Petrarca sobrevivió y escribió sobre este terrible
y oscuro pasaje de nuestra historia, y termina su relato con una frase que
refleja el impresionante horror de lo sucedido: “¿es posible que la posteridad pueda
creer estas cosas? Porque nosotros que las hemos vivido, casi no podemos
creerlas”.
#quedateencasa
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